«Micromuerte» by Burton Hare

«Micromuerte» by Burton Hare

autor:Burton Hare
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ciencia ficción, Novela
publicado: 1977-01-31T23:00:00+00:00


CAPITULO VI

El hombre que acompañaba al profesor Burgess era de corta estatura. Nada en él le hubiera hecho destacar entre una multitud.

Llevaba en la solapa el distintivo de «visitante», y estrechó la mano de Lorraine apenas sin fuerza.

Burgess dijo:

—Le presento al profesor Skelley, coronel. Me he tomado la libertad de pedir que nos dejasen solos aquí.

—¿Por qué?

—Si sucede algo fuera de lo común, quiero que quede entre nosotros.

—¿Qué diablos espera que suceda?

Burgess suspiró y sin replicar llevó al visitante hasta la mirilla de grueso cristal que había en la puerta de acero de la cámara neutra.

Por la mirilla podía verse el módulo marciano aislado dentro de aquella cámara.

Lorraine les oyó cuchichear unos instantes. Luego, los dos hombres retrocedieron.

—El señor Skelley se quedará aquí, Lorraine —dijo Burgess—, sentado en esta silla. Usted y yo iremos a su puesto de control.

—¿Para qué?

—No perdamos tiempo con preguntas y respuestas que no conducen a nada práctico.

El profesor salió apresuradamente y Lorraine no tuvo más remedio que seguirle. Se tranquilizó en parte al advertir que un oficial de Seguridad quedaba junto a la puerta de la estancia.

Burgess dijo cuando estuvieron ante el panel de instrumentos :

—Conecte la cámara interior del Módulo de modo que veamos el tablero de mandos.

—¿Qué mandos?

—Ignoro cómo lo llaman ustedes técnicamente. Me refiero a los indicadores de los instrumentos de a bordo, lo que sea que controla el rumbo.

Lorraine accionó algunos pulsadores y una batería de pequeños bulbos luminosos empezó a centellear. Hizo unos ajustes y en la pantalla que había sobre el panel apareció otro panel semejante en miniatura. También en ese segundo brillaban diminutos bulbos de distintos colores.

Burgess sacó un intercomunicador portátil del bolsillo. Acercándolo a su cara dijo:

—Habla Burgess. ¿Me oye, Skelley?

Una voz metálica surgió del aparato.

—Le oigo perfectamente, profesor.

—Bien, adelante, ya puede empezar. Recuerde las instrucciones que le di.

Desconectó el intercomunicador. Sus manos temblaban.

Lorraine gruñó :

—¿Y ahora qué?

—Skelley es uno de los mejores parapsicólogos del mundo. Va a intentar accionar los mandos del Módulo desde el exterior de la cámara de «cuarentena».

—Me preocupa usted, Burgess... debería examinarle un médico. ¿De veras piensa que su amigo...?

—Vigile esos mandos, o como sea que les llaman ustedes.

Lorraine desvió la mirada hacia la pantalla. Dijo:

—Voy a seguirle el juego sólo para que nunca pueda decir que no colaboré. Pero cuando esto termine me reservo el derecho de solicitar que sea usted internado en la Unidad Psiquiátrica del Centro para su examen, le guste o no.

—Muy bien... pero ahora dedíquese a este trabajo más inmediato.

Lorraine se encogió de hombros.

De pronto se enderezó en su asiento. Por poco no saltó de pie al ver cómo en la pantalla los bulbos indicadores del control del Módulo acusaban una súbita actividad.

—¿Qué ocurre? —susurró Burgess.

—¡Los instrumentos de vuelo están siendo accionados !

—Contrólelos usted desde aquí, coronel.

Lorraine realizó unos apresurados ajustes en su propio panel de mandos. La actividad de los indicadores luminosos de la nave acusó esta maniobra, pero casi al instante volvieron a acusar sin ninguna duda que estaban siendo manejados por alguna otra fuerza ajena a la suya.



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